Vivimos en un mundo en el que las ciudades se expanden, el paisaje se transforma y el territorio que habitamos refleja nuestra identidad colectiva. Sin embargo, algo que no siempre se discute con suficiente profundidad es cómo estos entornos influyen directamente en nuestra salud mental y en la búsqueda de un sentido de vida. Sorprendentemente, el equilibrio bioquímico de nuestros cerebros —ese delicado balance de neurotransmisores como la serotonina, dopamina, oxitocina, entre otros— está profundamente ligado a la manera en que nos relacionamos con el espacio que habitamos.
Entonces, ¿cómo se relacionan conceptos como el urbanismo, el territorio y el paisaje con pilares fundamentales del sentido de la vida, como la pertenencia, el propósito, la trascendencia, y la narrativa personal? Hoy, te invito a explorar la conexión entre estos mundos y entender cómo nuestros entornos pueden impactar nuestro bienestar físico, emocional y espiritual.