Durante milenios, a través del dibujo y la pintura, los seres humanos hemos narrado historias, pintado emociones, y nos hemos conectado espiritualmente con la tierra, el agua y la vida. El Primer Festival del Paisaje Dibujado de Cali recrea esta práctica, congregando personas de diferentes edades y procedencias alrededor del aprendizaje interactivo e intergeneracional, la interpretación artística “in situ” de los paisajes urbanos y rurales y el compartir de las costumbres, cultura y modos de vida locales.
Tuve la oportunidad de asistir y participar en este Festival como representante del grupo de Urban Sketchers de Armenia gracias a la gestión de Angélica Aristizábal, su directora, y la generosa invitación de José Campoh, director de la Fundación Calicomix y organizador del evento. Durante tres días visitamos lugares de la ruralidad caleña; conocimos “artistas del territorio” que trabajan con la naturaleza, la música y la cultura local; exploramos la interpretación (o recreación) artística de los paisajes y aprendimos unos de otros, diferentes técnicas de expresión gráfica para captar “el genius loci” de las montañas, los ríos y las ciudades.
El primer día fuimos al corregimiento de La Buitrera, que comprende la parte alta de la cuenca de los ríos Lilí y Melendez y se extiende desde los 1.000 hasta los 2.000 metros sobre el nivel del mar. Los locales nos comentaron que el nombre La Buitrera viene de relatos que dicen que en las cuenca del río Lilí hay gran cantidad de buitres o gallinazos.
El primer punto del itinerario fue la Casa del Bonsái, donde pudimos conocer de boca de Germán Arellano, maestro del bonsái y director de esta empresa familiar, algunos secretos de este arte milenario. Acompañados por grupos de Rural Sketchers vinculados a la Fundación Calicomix, disfrutamos recorriendo y dibujando este exuberante jardín, donde el agua, la piedra y los macizos de vegetación conformaban espacios de sombra alternados con parches de prado resplandecientes bajo el implacable sol caleño.
Caminos de tierra sombreados por árboles fantásticos; la iglesia de San Andrés Apóstol, con su aire mudéjar, y el delicioso sancocho de pescado de la Mecatería, compartido entre risas y charlas animadas, son algunos momentos que han quedado en mi memoria, de esa primera inmersión en el paisaje rural de Cali. Ya de regreso en la ciudad, Alejandro Mosquera, de USK Pereira, dictó una charla-taller de ilustración naturista, que se convirtió en un compartir gráfico entre estudiantes de Univalle y los urban sketchers de diferentes procedencias que nos dimos cita en este Festival.
Al día siguiente (viernes 26 de mayo) salimos de la ciudad a primera hora de la mañana para dirigirnos al corregimiento de La Leonera. A medida que ascendíamos (La Leonera se encuentra a una altura que oscila entre los 1.900 y los 3.500 m. s. n. m., configurándose como “puerta de entrada” al parque natural Farallones) el aire se enfriaba y la neblina pintaba una acuarela de manchas verdes y grises frente a nuestros ojos.
Llegamos a nuestro sitio de encuentro, una luminosa biblioteca pública y centro cultural. Junto a este equipamiento está ubicada la reserva natural Bichacué Yath, que tuvimos el privilegio de recorrer acompañados por Tomás Muñoz, el artista que ha modelado este lugar donde el arte y la naturaleza se fusionan para crear un paisaje encantado. Tomás ha creado un itinerario de “Land Art” (Arte de la Tierra) donde sorprendentes figuras hechas con barro, musgo, árboles y piedras, dan vida a personajes mitológicos del monte. Así, las plantas tradicionales, las leyendas locales y la cultura ancestral se entrelazan con la interpretación de la naturaleza, creando una experiencia alrededor del arte, la educación ambiental y la apropiación de saberes generados a partir de la relación con el bosque.
En una parada del recorrido donde había una mesa y espacio para sentarse, Mauricio López, artista ecuatoriano y director de USK Quito, dio rienda suelta a su inspiración plasmando su interpretación artística del lugar en una obra realizada con la técnica de “acuarela húmeda”. En su mano los pinceles, como esbeltos bailarines, danzaban ágilmente sobre el papel humedecido revelando a su paso un paisaje de ensueño, en gamas de verde y azul con destellos rojos. Mauricio nos deleitó con una demostración “in situ” de su dominio pictórico, y nos ilustró acerca de los efectos del agua sobre los pigmentos y el papel, permitiendo incluso que algunas gotas de lluvia dejen impronta en su trabajo.
Después de una mañana plena de experiencias estimulantes, la tarde transcurrió con un taller de reconocimiento de plantas medicinales y juegos de creación colectiva, en los cuales cada participante hacía su aporte gráfico sin saber cuál era el aporte que hacían los demás. La sumatoria de los aportes individuales generó obras “surrealistas” que no habían sido imaginadas previamente.
Al siguiente y último día de mi participación en el evento (sábado 27 de mayo) nuestros amigos de Ecuador, Jorge Tenesaka nos habló e ilustró sobre el desarrollo y prospectivas del Urban Sketching en su país y en el mundo. Concluyendo la mañana, Mauricio dictó un taller sobre la técnica de acuarela húmeda, compartiendo sus conocimientos con tanta pasión y dominio del tema, que logró entusiasmar e implicar incluso a personas que nunca se habían aventurado con la acuarela (como es mi caso).
Terminé mi participación en el Festival pletórica de agradecimiento por todo lo aprendido y compartido. Gracias a cada una de las personas que nos acompañaron, de los distintos grupos de Urban Sketching de Colombia: a Clara, Jorge y Javier, de USK Bogotá; a Edilberto y Alejandro, de USK Pereira; a Jorge y Mauricio, de USK Cuenca y USK Quito respectivamente; a Hugo; a los integrantes de la Fundación Calicomix (Liliana, Diego, Eric, Fredy… y muchos más cuyos nombres no recuerdo!) Gracias a las personas que participaron y acompañaron en las actividades que se realizaron, y gracias totales a Paola Gutiérrez y a José Campoh, director de Calicomix y organizador del evento, por la invitación, gestión y coordinación de este encuentro donde, al igual que en tiempos inmemoriales, el dibujo y la pintura fueron los medios para conectarnos con la tierra, el agua, la vida y las personas. ¡Que sea el primero de muchos más!
