Buscando la manera de transmitir mis impresiones respecto a una salida realizada con un grupo de estudiantes para conocer más acerca de la cultura del Paisaje Cultural Cafetero, empecé a reflexionar en torno a la autenticidad del patrimonio en relación con la experiencia del turismo. ¿Cómo determinar qué elementos de la cultura representan los valores universales excepcionales de un territorio como el PCC? Entendiendo por cultura al conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan una sociedad o un grupo social.
Personalmente creo que la idea de patrimonio no tiene por qué remitirnos, indefectiblemente, a un tiempo pasado. Me gusta pensar en cuáles son los elementos (tangibles o intangibles) de nuestro contexto actual que conformarán nuestro legado cultural para las próximas generaciones. El PCC se identifica con un patrimonio cultural de “eventos y tradiciones vivas”; razón de más para analizar qué tipo de manifestaciones culturales, económicas y sociales están representando de manera auténtica no sólo el pasado sino también el presente de este territorio, desde la mirada de “lo que interesa preservar para las próximas generaciones”.
Soy una de aquellas personas que quieren conocer el paisaje y la cultura de un lugar a través de experiencias auténticas. Tratar con los pobladores del territorio; relacionarme con ellos; compartir sus ritos y costumbres.
Hay quienes optan por una “realidad escenificada” en sitios adecuados especialmente o “parques temáticos”. En estos espacios se teatralizan escenas o rituales de la vida cotidiana pasada (o presente) para representar aspectos de la identidad cultural de una región, vecindario o comunidad. La escenificación implica desplazamiento de producción cultural de un lugar para otro y su modificación, además de acomodar condiciones nuevas de tiempo y lugar. La autenticidad reside en el éxito de que lo reconstruido sea apropiado por el visitante como una experiencia totalmente real.
La “autenticidad escenificada” nos ofrece una “fachada” de lo típico o único de una comunidad. Detrás de esta “portada” está el espacio donde se muestran los comportamientos y formas de vida locales tal como son, sin escenificación de rituales para visitantes. El objetivo de quien busca la autenticidad sería vivenciar la vida local tal como se vive, sin rituales especiales de exhibición de lo típico local, es decir, avanzar paulatinamente desde esta primera impresión hacia lo que está detrás. La búsqueda de la autenticidad está marcada por etapas en el pasaje desde “la fachada” hasta “el interior” de la experiencia en torno a la cultura de un lugar (por ejemplo, el contacto con los auténticos pobladores del territorio y con la actividad que ellos realizan).
Mi sugerencia para todos los que quieren experiencias auténticas es: no se queden con la autenticidad escenificada. Indaguen más allá. En relación al Paisaje Cultural Cafetero, podemos hacernos infinidad de preguntas para llegar al interior del territorio. Sólo por mencionar como ejemplo el tema del cultivo y producción de café, podríamos plantearnos las siguientes cuestiones:
¿Qué marcas de café especial se producen en el Quindío? ¿Cuáles son los procesos «en origen» para producir un café especial? ¿Es posible visitar una finca cafetera (no turística) en el municipio o el departamento donde expliquen el proceso de producción de un café diferenciado? Estos cafés de origen, ¿qué tan costosos son realmente en relación a los cafés comerciales y tradicionales? ¿A qué se deben estos costos superiores? ¿Cuáles son algunas propiedades nutricionales de estos cafés?
El PCC es un paisaje vivo. Nosotros somos quienes debemos decidir qué queremos conocer de nuestro territorio, cuestionar lo que nos dicen y llegar a este conocimiento por nuestros propios medios.