Cuenta la leyenda que el cacique indio Calarcá escondió su tesoro en las profundidades de la montaña (hoy Peñas Blancas) para que los españoles conquistadores no lo encontraran. Durante muchos años, esta creencia transformó el sitio en un polo de atracción para guaqueros y aventureros que escalaban la roca o penetraban por las cavernas, sin regresar jamás.