
La ciudad de Armenia, ubicada en el corazón del Quindío, ha experimentado una transformación significativa en las últimas décadas. El terremoto de 1999 provocó una demolición repentina de su centro histórico, un evento natural que marcó profundamente la ciudad. A esto se sumó una demolición progresiva, resultado de decisiones humanas, que afectó áreas emblemáticas como la «Galería», y otros entornos como los de los parques tradicionales.
Estas pérdidas han dejado una huella profunda en la identidad cultural y social de Armenia. No se trata únicamente de la desaparición de un patrimonio arquitectónico; este fenómeno refleja también aspectos cruciales relacionados con los valores ciudadanos, la cultura ciudadana y la calidad de la participación en el municipio.