En nuestro artículo anterior, introdujimos la idea de la «huella invisible«: esos espacios urbanos que, aunque presentes físicamente, han perdido su resonancia en nuestra memoria colectiva, convirtiéndose en fantasmas arquitectónicos o vacíos emocionales en el tejido de la ciudad. Planteamos la necesidad de ir más allá de los mapas técnicos para empezar a trazar una «Cartografía del Sentido»: un mapa que registre no solo la forma, sino el alma de nuestros entornos.
Pero, ¿cómo se dibuja un mapa del alma de un lugar? ¿Cómo se cartografía algo tan intangible como el sentido, la pertenencia o la memoria?
La respuesta no está en los drones ni en los sistemas de información geográfica. Está en tres acciones humanas fundamentales: escuchar, caminar y narrar.
Escuchar: La Ciudad como Polifonía
Una ciudad no es un monólogo; es una polifonía de voces. Para cartografiar el sentido, primero debemos aprender a escuchar. Escuchar no solo el ruido del tráfico o las sirenas, sino las conversaciones en las plazas, las historias susurradas en los cafés de barrio, los silencios elocuentes de un edificio abandonado. Escuchar implica sintonizar con las narrativas —personales y colectivas— que los habitantes tejen sobre sus espacios. ¿Qué historias se cuentan sobre esa esquina? ¿Qué miedos o esperanzas evoca ese parque al anochecer? La escucha activa es la brújula inicial que nos orienta hacia los lugares cargados de significado, o marcados por su ausencia.
Caminar: El Cuerpo como Instrumento Cartográfico
El urbanismo moderno, obsesionado con la vista desde el cielo o desde el automóvil, olvidó que la ciudad se experimenta fundamentalmente a pie. Caminar no es solo desplazarse; es medir el espacio con nuestro propio cuerpo, sentir sus texturas bajo los pies, percibir sus olores, exponernos a sus encuentros inesperados. La deriva situacionista, esa exploración sin rumbo fijo, es una herramienta cartográfica poderosa. Al caminar, nuestro cuerpo se convierte en un sensor que registra no solo distancias, sino atmósferas: la opresión de una calle estrecha y oscura, la invitación al descanso de una banca bien ubicada, la energía vibrante de un mercado local. Cartografiar el sentido implica registrar estas sensaciones corporales, mapear dónde nos sentimos acogidos y dónde expulsados.
Narrar: Tejer el Sentido Colectivo
Finalmente, el sentido no es algo que simplemente se encuentra; es algo que se construye a través del relato. Una vez hemos escuchado las voces y caminado los espacios, el siguiente paso es narrar: convertir esas experiencias fragmentadas en una historia coherente. Esto no es un ejercicio individual, sino fundamentalmente colectivo. Los talleres de storytelling comunitario, la recopilación de fotografías antiguas, la creación de murales que cuenten la historia de un barrio, son formas de tejer colectivamente la narrativa de un lugar. Al narrar juntos, no solo documentamos el sentido existente, sino que también podemos empezar a resignificar los «no-lugares», a llenar de historias los vacíos, a «re-animar» las huellas invisibles.
Más Allá del Diagnóstico: Una Herramienta para la Acción
Una «Cartografía del Sentido» no es un fin en sí mismo. No es un mero ejercicio académico o nostálgico. Es, sobre todo, una herramienta para la acción.
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Es una herramienta diagnóstica que revela las fracturas emocionales y sociales del tejido urbano, a menudo invisibles en los planos técnicos.
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Es una herramienta pedagógica que nos ayuda a entender y valorar nuestro entorno, fortaleciendo el sentido de pertenencia y la ciudadanía activa.
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Y, crucialmente, es una herramienta proyectual. Al identificar qué elementos espaciales fomentan la conexión, la trascendencia o el propósito, podemos empezar a diseñar (o rediseñar) nuestras ciudades no solo para que sean eficientes, sino para que nutran nuestro bienestar existencial.
Trazar el mapa invisible es un acto político. Es devolverle la voz a la experiencia vivida frente a la abstracción técnica. Es reconocer que una ciudad, antes que un conjunto de infraestructuras, es un hogar colectivo. Y un hogar, para ser verdaderamente habitable, necesita estar lleno de sentido.
www.ciudadterritoriopaisaje.org
Para citar:
Garzón Espinel, C. A. (2025, 27 de octubre). Trazar el Mapa Invisible: Escuchar, Caminar y Narrar para Cartografiar el Sentido de la Ciudad. Ciudad, Territorio, Paisaje. https://ciudadterritoriopaisaje.org/trazar-el-mapa-invisible-escuchar-caminar-y-narrar-para-cartografiar-el-sentido-de-la-ciudad/
✍️ Este artículo hace parte del proyecto “Cartografías del sentido en Armenia: voces y relatos de un territorio”, desarrollado en el marco del Programa de Estímulos 2025 de Corporación de Cultura y Turismo de Armenia, con el propósito de fortalecer la memoria urbana y patrimonial de la ciudad.


