Las intervenciones de densificación del tejido urbano pueden inicialmente clasificarse en cuatro tipologías, enunciadas a continuación.
a) Reconversión del patrimonio arquitectónico
Se refiere a intervenciones de renovación urbana a partir de la rehabilitación del patrimonio arquitectónico.
En algunas ciudades, ciertas edificaciones construidas hace tiempo para un uso específico han dejado de ser funcionales. Sin embargo, sus características arquitectónicas, estructurales y/o constructivas las convierten en elementos singulares con potencial para ser reconvertidas a nuevos usos, manteniendo sin embargo su “identidad” colectiva para la ciudad. Es el caso por ejemplo de las estaciones de ferrocarril, o ciertas viviendas de arquitectura tradicional singulares por su espacialidad, características y elementos constructivos y valor histórico-cultural. Generalmente estas edificaciones se rehabilitan para usos culturales o de carácter cívico.
b) Operaciones de desarrollo urbanístico en lotes urbanos
En el caso del departamento del Quindío, se trata de lotes urbanos o infrautilizados en el centro urbano, que resultaron del sismo de 1999. Actualmente, en su abrumadora mayoría, se utilizan como parqueadero de pago.
Estos solares representan un problema desde el punto de vista urbanístico. No aportan ningún valor agregado a la ciudad. Sin embargo son altamente rentables para sus propietarios debido a la constante demanda de aparcamiento en el centro.
La solución al problema pasa por gestionar proyectos para la ciudad en los cuales (dentro de un estudio de viabilidad económico-financiera) todos los actores se vean beneficiados: los inversores privados, el agente público (que debería liderar el proceso) y el propietario del lote. La complejidad en este caso radica básicamente en la búsqueda de acuerdos, los tiempos de ejecución y el interés urbanístico del proyecto para la ciudad.
c) Modificación de parámetros urbanísticos en edificios existentes
Se trata de permitir variaciones en sectores de tejido urbano consolidado, tales como: altura edificada y número de plantas; ocupación del predio, por poner dos ejemplos. Se formaliza a través de un ajuste normativo en los planes urbanísticos. En este caso es clave que esa modificación de parámetros se conciba mejorando o manteniendo la calidad del diseño urbano, garantizando las dimensiones adecuadas de los espacios libres públicos (el espacio de la calle y del parque) y de los espacios libres privados o semiprivados, tales como patios o galerías de acceso a los edificios.
d) Mejora integral de barrios
En muchas áreas urbanas, la estrategia de densificación consiste en operaciones de mejora integral de barrios con mayor o menor grado de consolidación. La adecuación o nueva construcción de equipamientos significativos, espacio público o infraestructura de servicios básicos que aportan confort urbano y calidad de vida a habitantes de la comunidad son algunas de las acciones que hacen parte de esa mejora integral, orientada a evitar la dispersión urbana y a potenciar una apropiación y uso más efectivo del espacio barrial.
Algunas reflexiones desde la perspectiva local en el Quindío
En un territorio tan extraordinariamente biodiverso, con un mosaico de paisajes que son el mayor valor para el desarrollo sustentable local, y que a la vez todavía presenta extensas zonas urbanas deterioradas e infrautilizadas como consecuencia del sismo que afectó a la región cafetera hace más de 10 años, es fundamental evolucionar de una cultura de la expansión urbana hacia una cultura de gestión de lo existente. En otras palabras, se requiere pasar de un sentimiento generalizado de “handicap” (visión negativa de barrios desvalorizados que hay que sostener) a la percepción de un potencial valorizable (visión positiva de las oportunidades generadas por los barrios existentes aunque estén en mal estado). También se tienen que asociar de manera clara los conceptos de redinamización socio-económica con los de política urbanística.
Y finalmente, es vital integrar los sectores privado y social a la aplicación de las políticas diseñadas. Los promotores inmobiliarios son un actor potente e imprescindible, y es importante convencerlos de la importancia y la factibilidad de las políticas de desarrollo urbano. Al respecto, varias soluciones: por un lado, las formas emergentes y novedosas de planeación, por otra parte, una gestión pública comprometida capaz de interesar, articular y poner en marcha a todos los actores involucrados.
Algunas sugerencias de cara a la acción:
Trabajar no tanto a partir de normativas sino más a partir de la construcción colectiva de una imagen de ciudad, materializable a partir de “proyectos”. En este caso los concursos de ideas son una herramienta fundamental para explorar diferentes “visiones” respecto a un sector de la ciudad, y pueden aportar alternativas de formalización y de diseño urbano que son un valor fundamental a tener en cuenta para lograr apropiación colectiva y calidad de vida urbana.
Implementar programas de mejora integral de barrios desde una lógica incluyente y participativa. Los artistas locales y regionales y la misma comunidad pueden tener una representatividad importante en estas iniciativas.
El ordenamiento urbano es una herramienta imprescindible para hacer realidad las visiones políticas sobre la ciudad. Finalmente, de lo que se trata, es de construir un proyecto de ciudad en el cual calidad de vida, equidad social y sostenibilidad ambiental sean conceptos “tangibles” y visualizables para todos y cada uno de nosotros, y en el que todos, de una manera u otra, podamos participar y sentirnos representados.