El fenómeno de la suburbanización ha marcado profundamente el desarrollo urbano de muchas ciudades en el mundo. Este proceso, caracterizado por el crecimiento descontrolado de áreas periféricas en baja densidad, ha sido objeto de intensos debates en términos de su impacto en el medio ambiente, la equidad social y la eficiencia en el uso del suelo. A lo largo de las últimas décadas, diversas ciudades han experimentado y enfrentado los desafíos que trae consigo la expansión suburbana. En esta columna, exploraremos cómo diferentes contextos han abordado este fenómeno y qué lecciones se pueden extraer para el futuro.
Suburbios en Norteamérica: El Sueño que se Convirtió en Pesadilla
En Estados Unidos, la suburbanización comenzó después de la Segunda Guerra Mundial como parte del «sueño americano». El ideal de la casa unifamiliar con jardín propio, ubicado en zonas alejadas del centro de la ciudad, promovió el uso masivo de automóviles y generó una expansión desmedida de las ciudades. Sin embargo, este sueño se ha convertido en un desafío crítico. Ciudades como Atlanta, Detroit o Dallas ahora enfrentan los problemas derivados de la dependencia del automóvil, la fragmentación del territorio y la falta de acceso a servicios para quienes viven en las periferias.
Los estudios indican que más del 70% de las amenidades (como servicios de salud, educación y comercio) en ciudades como Atlanta están mal distribuidas, lo que obliga a la población suburbana a depender del automóvil para satisfacer sus necesidades diarias. Las consecuencias medioambientales son alarmantes, desde el aumento en las emisiones de carbono hasta la pérdida de biodiversidad en las áreas que antes eran rurales o naturales.
El caso de Detroit, una de las ciudades más emblemáticas del Rust Belt, es paradigmático. La pérdida masiva de población y empleo, combinada con la expansión suburbana, ha dejado vastas áreas urbanas abandonadas, agravando la desigualdad social y complicando la gestión territorial. Detroit nos muestra que el modelo suburbano, cuando no es gestionado con visión de largo plazo, puede generar ciudades fragmentadas y poco resilientes.
Tiempo de proximidad (minutos): Matteo Bruno, investigador del Sony Computer Science Laboratories de Roma (Italia), ha desarrollado una herramienta informática capaz de evaluar cómo de cerca o lejos de este modelo urbanístico están urbes repartidas por todo el mundo.
Europa: Ciudades Compactas y Resiliencia
En contraste, muchas ciudades europeas han adoptado enfoques más sostenibles frente al crecimiento suburbano. La planificación urbana ha estado marcada por la creación de ciudades compactas, donde los ciudadanos tienen acceso a la mayoría de los servicios dentro de un radio de 15 minutos, sin necesidad de depender del automóvil. Este modelo, conocido como la «ciudad de los 15 minutos», es visible en ciudades como París, Copenhague o Madrid.
Un caso emblemático es el de Zúrich, Suiza, que se ha convertido en un modelo global de gestión urbana eficiente. Con un promedio de menos de 10 minutos para acceder a servicios básicos y una excelente red de transporte público, Zúrich ha logrado limitar la expansión suburbana. En lugar de expandirse horizontalmente, Zúrich ha optado por políticas de densificación inteligente, incentivando el uso de bicicletas y transporte público, mientras preserva sus espacios naturales.
Ver también:
https://www.rtve.es/noticias/20240916/barcelona-atlanta-ciudades-ideal-15-minutos/16250278.shtml
América Latina: Urbanización Desigual
En América Latina, la suburbanización ha adoptado una forma distinta pero igualmente problemática. Ciudades como Bogotá, Buenos Aires o São Paulo han experimentado un crecimiento acelerado hacia las periferias, donde la informalidad y la especulación han sido la norma. Aunque las ciudades latinoamericanas enfrentan desafíos diferentes en comparación con sus pares norteamericanas o europeas, el resultado es similar: periferias mal conectadas, con acceso limitado a servicios públicos y oportunidades.
En Bogotá, el tiempo promedio para acceder a servicios básicos en las áreas periféricas es de alrededor de 20 minutos, lo que, aunque mejor que muchas ciudades de Norteamérica, sigue mostrando un desequilibrio importante. Los problemas de congestión vehicular y la expansión desordenada de la ciudad siguen siendo obstáculos para un desarrollo sostenible. Sin embargo, Bogotá ha comenzado a implementar planes para mejorar el acceso al transporte público y consolidar las áreas urbanas en lugar de expandirlas.
En São Paulo, el crecimiento suburbano ha sido aún más complejo. La falta de planificación y la segregación espacial de las clases sociales han dado lugar a un desarrollo urbano desarticulado, donde las zonas ricas se concentran en áreas bien conectadas, mientras que los sectores populares quedan relegados a los bordes de la ciudad, enfrentándose a largas horas de desplazamiento diario para acceder al trabajo o a servicios de calidad.
Ver también:
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-34022020000300293
https://andamios.uacm.edu.mx/index.php/andamios/article/view/678
Hacia un Futuro Equilibrado
Los casos anteriores nos muestran que la suburbanización plantea grandes retos, pero también oportunidades para repensar nuestras ciudades. En lugar de seguir expandiéndonos horizontalmente, se podría apostar por modelos de densificación que promuevan la sostenibilidad y el bienestar social. La clave está siempre en equilibrar el crecimiento urbano con la preservación del medio ambiente, la reducción de la fragmentación territorial y la promoción de un acceso equitativo a servicios.
Ciudades como Zúrich o París muestran prácticas en que es posible crear entornos urbanos donde las personas puedan vivir, trabajar y disfrutar sin depender de largas distancias ni del automóvil. Al mismo tiempo, los desafíos de ciudades como Atlanta o Bogotá nos recuerdan que la planificación a largo plazo, combinada con políticas de movilidad y equidad social, es esencial para evitar que el “sueño suburbano” se convierta en una “pesadilla metropolitana o regional”.
Para América Latina, el reto es mayor, pero también lo es la oportunidad de innovar y adoptar políticas que fomenten la cohesión social y el respeto por el territorio. Hay al menos unas preguntas que se tendrían que responder rápidamente y justificar su respuesta de forma concertada: ¿A quién beneficia el crecimiento suburbano?, ¿qué se entiende por crecimiento suburbano ordenado? ¿Es posible hacerlo de una manera que beneficie tanto a las personas como al planeta y sin eufemismos?, ¿Cómo establecer umbrales máximos de suburbanización teniendo en cuenta la integralidad y complejidad del sistema territorial?.
¿Qué otras preguntas o respuestas se le ocurren?, dejelo en los comentarios
En la siguiente publicación intentaré abordar algunos de estos interrogantes.