A pesar de mantenerse como tema vigente en la agenda pública, el Paisaje Cultural Cafetero de Colombia sigue siendo un concepto jurídico indeterminado y no tiene un marco legal propio que supere la sumatoria de normas y competencias sectoriales, que desenfocan y diluyen las acciones para su protección, ordenamiento y gestión. En consecuencia han aparecido, de forma aislada, iniciativas de políticas locales que buscan encontrar un camino en cuanto a competencias y metodologías que puedan constituirse en instrumentos para la apropiación social, el ordenamiento territorial y la sostenibilidad del PCCC.
Fruto de la experiencia generada en el municipio de Armenia, surgen algunas consideraciones a tomar en cuenta para la apropiación, protección, ordenamiento y gestión del PCCC, las cuales se relacionan a continuación en el siguiente orden: 1. Normatividad. 2. Caracterización y 3. Apropiación social del PCCC.
- NORMATIVIDAD
El paisaje cultural debe tener una entidad propia dentro de la normatividad colombiana y superar la visión que lo encasilla como “patrimonio histórico” asociado a la nostalgia del pasado. Debe ser tenido en cuenta como un aspecto más de la realidad, específico en su definición y características, diferenciándose de otros conceptos o categorías con los cuales se le confunde o supedita. El PCCC, específicamente, debe estudiarse desde una visión ampliada de los límites de las áreas principal y de amortiguamiento, para analizar, desde un enfoque territorial comprensivo, su sostenibilidad y proyección económica. Así mismo, debe ser objeto de desarrollo normativo para poder integrarse a los POT y la planificación intermedia municipal.
- CARACTERIZACIÓN
Los instrumentos de planificación y ordenamiento del territorio deberían incorporar la caracterización y delimitación de los atributos universales excepcionales reconocidos por UNESCO, al interior de las áreas principal y de amortiguamiento del Paisaje. Así mismo, se debería prestar especial atención a la definición de las fronteras urbano-rurales y los suelos suburbanos, que se transforman de manera rápida y desordenada contribuyendo a la fragmentación, deterioro o pérdida de dichos atributos y en consecuencia de los valores del PCCC. El inventario de los atributos debería contener una propuesta de niveles de protección, con especial énfasis en aquellos de mayor significancia; dando cuenta de la evolución cotidiana del PCCC, de su restauración o de la incorporación de atributos; todo esto mediante control y actualización periódica desde el ámbito municipal.
La instrumentación de estos inventarios debe darse a través de los POT, los PBOT o los EOT, que a su vez deberían contener como mínimo:
- La subdivisión y caracterización detallada del territorio al interior del PCCC, reconociendo áreas homogéneas del Paisaje, pudiendo corresponder con las unidades de planificación rural (UPR).
- Los objetivos de calidad para los atributos del PCCC, definidos mediante participación pública de la ciudadanía.
- Las normas propuestas para la protección, ordenamiento y gestión aplicables a los proyectos, para que las oficinas de planeación y los curadores puedan otorgar licencias o permisos de uso y construcción.
- APROPIACIÓN SOCIAL
Es fundamental pasar de la etapa de información a una en la que los actores sociales se vinculen como agentes activos para establecer los objetivos de calidad del PCCC en su territorio, promoviendo su apropiación social, custodia y salvaguarda. La participación democrática debe dirigirse a concertar la visión de las comunidades o la sociedad civil en los territorios que habitan, de tal forma que éstas contribuyan a su defensa y sostenibilidad.
CONCLUSIONES
Para concluir proponemos dos reflexiones.
Es imprescindible que las políticas públicas en relación al PCCC hagan frente a la necesaria articulación con los diferentes procesos socioeconómicos del territorio, toda vez que éstos se enfrentan entre sí (sobreutilización e infrautilización del suelo, expansión urbana, suburbanización, infraestructuras, minería, entre otros).
Finalmente y no por ello menos importante, cabe destacar la responsabilidad de las universidades, como instituciones que deben crear y fortalecer competencias, aumentar sus capacidades para efectuar muchos de estos trabajos, revirtiéndolos a la sociedad y al territorio de manera pertinente y sostenida. Su esfuerzo y participación activa son fundamentales para la protección, ordenamiento y gestión del PCCC.
Artículo escrito en coautoría con el arquitecto Carlos Garzón