Evolucionar y diferenciarse en la manera de hacer las cosas para lograr el beneficio del interés general sobre los intereses particulares, debería ser el propósito de una sociedad que pretende salir de una profunda crisis. Esto, implicaría comprender el alma de sus principales recursos: las personas y el territorio.
En términos de competitividad se podría hablar de tres estrategias de diferenciación: “ser los más baratos; ser los primeros; ser los únicos”. La decisión respecto a la estrategia a implementar no es de menor importancia, pues con ella se podrían identificar los ciudadanos o serían identificados por los foráneos. En un mundo ideal donde se tomaran decisiones objetivas podría existir una proporción razonable y estratégica para las tres alternativas presentadas. Cada una tiene sus consecuencias y sus retos ¿quién o quienes deberían influir de manera coordinada en la decisión acerca de “el qué, el cómo, el dónde y el cuánto” de esta hipotética situación, cuando no sea el mercado?.
A manera de ejemplo podríamos deliberar sobre aquello que hace “único” a un territorio a escala municipal, caso Armenia (Quindío), es la única ciudad capital del eje cafetero, de Colombia y quizá del mundo que se encuentra inmersa en un territorio que forma parte del Patrimonio de la Humanidad, con lo que ello significa en términos de valores y atributos excepcionales y como “tesoro representativo de la humanidad y su paso por el mundo” junto con otras maravillas por todos conocidas.
En un esfuerzo de personajes, (que por suerte existen y defienden el interés general) se logró en el año 2013, sin mayores parafernalias, crear un Acuerdo municipal que tiene como objetivo materializar el propósito de salvaguardar, ordenar y gestionar, a la vez que potenciar, aquello que hace “único”, a este municipio. De forma muy resumida y esquemática, el espíritu del Acuerdo 016 de julio 27 de 2013 es articular el Paisaje Cultural Cafetero Colombiano (PCCC) al contexto actual del Municipio de Armenia y los municipios colindantes (Salento, Circasia, Calarcá, Montenegro), a través de una “infraestructura paisajística agroproductiva y ambiental” denominada Anillo Verde del Paisaje Cultural Cafetero, el cual tendría una doble función en las áreas principal y de amortiguamiento del PCCC dentro de los municipios partícipes.
La primera, anticiparse a las presiones expansivas y dispersas de crecimiento urbano no sostenible para poner orden en las periferias campo-ciudad. El Anillo Verde del PCCC se conformaría a través de corredores ecológicos y paisajísticos existentes o creados en los espacios interurbanos de estos cinco municipios, que además conformarían unidades territoriales de gestión agrícola o “parques agrícolas”.Para ello, sería necesario materializar un instrumento o plan de protección, ordenamiento y gestión de las áreas del PCCC a nivel municipal con enfoque subregional para el plan del Quindío.
La segunda función del Anillo Verde del PCCC sería la de fomentar productos con denominación de origen, proximidad y alto valor agregado.
Esta sería una oportunidad única para que Armenia construya su propósito, forjar su propio camino en colaboración con Salento, Circasia, Calarcá y Montenegro. Puede que “ser los primeros” o “ser los más baratos” no sean los caminos a seguir por las implicaciones que tiene en tiempo y recursos para alcanzar estos objetivos, además de que competir por precio es ponerse a merced de los competidores. “Ser únicos” tal vez sería la mejor estrategia, ya que pocos núcleos urbanos en el mundo pueden proyectarse a partir de la singular condición de estar “inmersos en un territorio Patrimonio de la Humanidad”. Uno de los grandes retos para esa evolución y diferenciación, consistiría en convencerse si misma y al mundo (co-crear), que puede articularse de forma creativa, innovadora y sostenible al PCCC y afrontar los retos globales con soluciones locales.
Valeria Barbero – Arquitecta Urbanista
Carlos Alberto Garzón E.- Arquitecto Urbanista
carlosgarzon.arq@gmail.com